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oil & acrylic on canvas / 1998-1999
Spanish Statement below
[Spanish]
Devenir Animal según lo postula Deleuze no significa identificarse, ni regresar ni progresar, tampoco es instaurar relaciones de correspondencia, ni producir por filiación. El devenir es del orden de la alianza, de la propagación, del contagio, del poblamiento. A los hombres que aquí son retratados no los une lazos de filiación ni parentesco, no pertenecen a un grupo étnico definido, su condición es la del desarraigado, del nómada, del excluido. Ellos deambulan por la Plaza de San Francisco de Cuenca y se agolpan en torno a algún posible cliente esperando ser contratados para trabajos temporales. La proporcionalidad entre los conejillos de indias y los jornaleros podría ser una alusión a los ritos shamánicos. El curandero luego de pasar un cuy por el cuerpo del enfermo, sacrifica al animal y al diseccionarlo descubre el mal y al mismo tiempo lee en el cuy el destino de ese hombre. Pero en este trabajo planteo otra proporcionalidad mas inquietante, a saber: Los cuyes son animales domésticos que son criados por los campesinos en sus cocinas y lugares de habitación o en cubículos dentro de la casa, para luego ser consumidos en días de fiesta. Se los sacrifica con crueldad extrema aplastando sus cabezas contra es suelo y sacándoles un ojo. Cuando me acerqué a la Plaza de San Francisco no pude dejar de pensar en ella como un cubículo en el que la sociedad ha colocado a sus miembros sacrificables. Los cuyes son al sacrificio y al fuego lo que los jornaleros al trabajo precario y a sus días perdidos. Destinos signados de precariedad, de no pertenencia, de transitoriedad, como que lo único que contara para ellos fuera ese día. Cuando me acerqué a la plaza para retratarlos se agolparon a mi alrededor con una inaudita disposición a ser fotografiados, como si al ser retratados confirmaran su existencia.